Los expertos coincidieron en que no hay una «solución única» para manejar las emergencias y en que alcanzar la sostenibilidad constituye un reto tanto en entornos de bajos como de altos recursos. Sin embargo, existen enfoques innovadores que podrían ofrecer soluciones parciales.

Entre los modelos innovadores para apoyar la resiliencia figuran: acuerdos entre países para compartir recursos humanos en el marco de respuestas de emergencia; asociaciones público-privadas, como la responsabilidad compartida entre el Gobierno y el sector ganadero; modelos novedosos de evaluación y predicción (que utilizan datos climáticos y «macrodatos»); mecanismos para movilizar recursos financieros (incluidos fondos para imprevistos); redes de respuesta (incluida la investigación); pólizas de seguros; y mecanismos para agilizar el desarrollo y la obtención de vacunas.

Los participantes convinieron en que contar con un plan de contingencia no equivale necesariamente a estar preparado. Un plan debe ajustarse al propósito que se persigue, y para ello debe basarse en los riesgos locales e ir acompañado de los recursos adecuados (incluido personal capacitado, equipos y financiación). La preparación debe comprobarse periódicamente mediante ejercicios de simulación bien diseñados y ejecutados.

El trabajo en red entre los Miembros de la OIE favorece la resiliencia. Los países pueden aprender unos de otros —en el contexto de la planificación o de la participación en ejercicios multinacionales—, y compartir tanto recursos humanos para prestar apoyo en una respuesta de emergencia como conocimientos especializados en el ámbito de la investigación y el desarrollo.

Un ejemplo de una importante colaboración multisectorial es la que existe entre las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley y los Servicios veterinarios para prevenir y combatir la agrocriminalidad y el agroterrorismo. Los costos de inversión en la preparación multisectorial contra estas amenazas pueden verse superados con creces por los posibles beneficios socioeconómicos, sanitarios y políticos. La preparación contra este tipo de amenazas debe integrarse en la planificación de la gestión de emergencias zoosanitarias e incluir una mayor concienciación de las partes interesadas, el establecimiento de funciones y responsabilidades, formación y ejercicios conjuntos, y la solicitud de aportes de las partes interesadas y otros organismos al elaborar planes de contingencia.

Un enfoque multisectorial ante las emergencias es esencial para afrontar cualquier crisis en materia de salud y bienestar animal.

http://dx.doi.org/10.20506/bull.2020.2.3141