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Panorama PerspectivasReducción de la amenaza en una era de riesgos biológicos en constante evolución

Perspectivas Publicado en 2018-09-12 09:16:03

Reducción de la amenaza en una era de riesgos biológicos en constante evolución

Autores

Beth Cameron

Vicepresidente, Global Biological Policy and Programs, Nuclear Threat Initiative (NTI), 1747 Pennsylvania Avenue, NW – Seventh Floor, Washington, DC 20006 (Estados Unidos)

Las designaciones y nombres utilizados y la presentación de los datos que figuran en este artículo no constituyen de ningún modo el reflejo de cualquier opinión por parte de la OIE sobre el estatuto legal de los países, territorios, ciudades o zonas ni de sus autoridades, fronteras o limitaciones territoriales.

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Ahora las pandemias se pueden propagar a gran velocidad de una parte a otra del planeta, incluso antes que se desarrollen, difundan y apliquen medidas correctivas.

Hace cien años exactamente, una pandemia de gripe causó la muerte de unos cincuenta millones de personas [1]. Desafortunadamente, el mundo sigue sin estar preparado para el siguiente evento biológico, que será inevitable y con consecuencias de alto impacto. Si bien las tecnologías emergentes son esenciales para producir nuevos tratamientos, también hacen posible crear y modificar agentes de alta peligrosidad. Terroristas y estados continúan interesándose en el desarrollo y suministro de armas de destrucción masiva, incluyendo las que se emplean en los campos de batalla. Aún más, la alerta temprana en caso de amenaza biológica sigue careciendo de eficacia, debido a la ausencia de un sistema mundial de biovigilancia que permita detectar y menos aún predecir brotes en tiempo real.

Cerca del 75% de países no logra cumplir las metas internacionales de bioseguridad y bioprotección. ¡Es imperativo actuar ya!

Pese al lanzamiento en 2002 de la Alianza mundial contra la proliferación de armas y materiales de destrucción masiva, en Kananaskis (Canadá), cuando los líderes del G7 reconocieron la importancia de las amenazas biológicas para la paz y la seguridad de la tierra, muchos de los países aún carecen de las competencias básicas para detener los brotes en su origen y cerca del 75% no logra cumplir las metas internacionales de bioseguridad y bioprotección [2]. Además, aún perduran los desafíos permanentes propios al desarrollo y a la puesta en marcha de contramedidas durante las crisis biológicas, sin que exista una vacuna universal contra la influenza. Las estadísticas para 2018 son impresionantes: más de 16 años después de los ataques con carbunco en 2015, 15 años después del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), nueve desde la influenza pandémica de 2009, y cuatro de la emergencia del Ebola en África occidental. El riesgo se ve agravado por una ausencia de seguimiento anual constante e independiente, de rendición de cuentas y de evaluación de las inversiones en el campo de la reducción de las amenazas y la seguridad sanitaria.

¿Qué se puede hacer para acelerar cambios medibles?

Para 2020: duplicar el presupuesto mundial destinado a la reducción de las amenazas biológicas y supervisar los resultados. Los funcionarios responsables de los asuntos exteriores, la defensa y el desarrollo deberán dar prioridad a la reducción de las amenazas biológicas, incluyendo medidas de bioseguridad mundiales, trabajando junto con los líderes de la comunidad agrícola y de la salud. En un análisis reciente, la NTI (Iniciativa contra la Amenaza Nuclear) encontró que tan sólo cuatro países donantes son responsables del más del 90% de la ayuda que se ofrece en el terreno de la reducción de las amenazas biológicas, totalizando la módica cifra de 370 millones USD cuando se compara con otros presupuestos mucho mayores destinados a la asistencia de seguridad tradicional y a enfermedades específicas, intervenciones sanitarias para enfermedades concretas y a la ayuda al desarrollo [2, 3]. El G-7 deberá dar prueba de liderazgo al respaldar un incremento mayor de las inversiones mundiales de reducción de las amenazas biológicas y al crear un mecanismo claro e independiente para la financiación y rendición de cuentas que rastree los compromisos adquiridos por los países, donantes y el sector privado.

En 2018: respaldar acciones concretas de las partes interesadas tendientes a reducir los riesgos biológicos que acarrean los avances tecnológicos e incentivar la innovación en bioseguridad. Las nuevas tecnologías son vitales para el desarrollo de vacunas, la terapia y el diagnóstico. La naturaleza rápidamente cambiante de la biotecnología exige que científicos e ingenieros disminuyan el riesgo durante la fase de diseño experimental y desarrollo tecnológico. En 2018, los líderes mundiales en biología sintética y virología deberán adoptar acciones específicas para mitigar el riesgo e incentivar innovaciones que mejoren la bioseguridad.

Para 2020: publicar y financiar planes de acción nacionales con vistas a reducir las amenazas biológicas en al menos 76 países. En 2016, en Ise-Shima (Japón), los dirigentes del G-7 hicieron la promesa histórica de ayudar a 76 países y regiones a alcanzar competencias básicas en materia de seguridad sanitaria. Muchos países ya han sido objeto de evaluaciones externas y se han identificado brechas concretas. No obstante, han quedado rezagados la adecuación y el seguimiento de los flujos de financiación destinados a colmar las brechas. Ha llegado la hora de dar prioridad al desarrollo y a la publicación de planes de acción nacionales y de financiarlos. Las partes interesadas han de impulsar incentivos creativos para potenciar las inversiones del sector privado, tales como un fondo de contrapartida y la publicación periódica del índice de seguridad sanitaria mundial [4, 5].

En 2018: marcar un camino y avanzar para activar la vigilancia biológica mundial y las previsiones pandémicas hacia 2025. Los flujos de datos descontextualizados han dificultado la aplicación de soluciones creativas tendientes a reunir y analizar los datos de biovigilancia. Además, se requieren enfoques novedosos a efectos de acelerar la vigilancia y los métodos de diagnóstico que puedan detectar patógenos emergentes y modificados. Los líderes mundiales deberán publicar una visión consensuada para alcanzar la vigilancia y el intercambio de datos en tiempo real. El esfuerzo también debe incorporar pasos específicos orientados hacia las previsiones pandémicas y enfoques novedosos que refuercen la vigilancia dirigida a las nuevas amenazas biológicas.

Los riesgos biológicos, nuevos y mortales, pueden desestabilizar las economías, cambiar el paisaje político y afectar de manera desproporcionada las poblaciones vulnerables. ¡Es imperativo actuar ya!

http://dx.doi.org/10.20506/bull.2018.1.2765

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