Las enfermedades infecciosas emergentes (EIE) constituyen una importante amenaza para la salud pública [1,2]. Varios autores han descrito una creciente aparición de EIE, en gran parte de origen zoonótico (el 60,3 %), y la mayoría de ellas (el 71,8 %) originadas en la fauna silvestre [2,3]. En este artículo se describen los elementos clave de la notificación de enfermedades emergentes a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), se explican los criterios según los cuales una enfermedad se considera emergente y se presentan algunas estadísticas sobre la notificación por parte de los Miembros de la OMSA. 

Además de las 117 enfermedades terrestres y acuáticas incluidas en la lista de la OMSA, los Miembros de la Organización tienen la obligación de declarar toda enfermedad de especial importancia epidemiológica, incluso aunque esta no cumpla los criterios establecidos en el capítulo 1.2 del Código Sanitario para los Animales Terrestres y del Código Sanitario para los Animales Acuáticos. 

Según la definición que figura en los Códigos, una enfermedad emergente es «una nueva aparición, en un animal, de una enfermedad, infección o infestación, que causa un importante impacto en la sanidad animal o la salud humana, consecutiva a: a) una modificación de un agente patógeno conocido o a la propagación de este a una zona geográfica o a una especie de la que antes estaba ausente; o b) un agente patógeno no identificado anteriormente o una enfermedad diagnosticada por primera vez». 

El proceso para evaluar una enfermedad y determinar si esta debe considerarse como emergente se describe aquí. 

De acuerdo con el artículo 1.1.4 del Código Sanitario para los Animales Terrestres y el Código Sanitario para los Animales Acuáticos, cuando se detecta una enfermedad emergente, las Autoridades Veterinarias del país en cuestión deben enviar a la OMSA, a través del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS), una notificación inmediata e informes periódicos posteriores. La presentación de estos informes es fundamental para conocer mejor la epidemiología de la enfermedad y su importancia para la sanidad animal y la salud pública. 

A diferencia de la notificación de enfermedades incluidas en la lista de la OMSA, los Miembros no tienen la obligación de enviar una notificación de alerta dentro de un plazo de 24 horas tras la confirmación de la enfermedad. 

Desde 2005, la OMSA ha reconocido 29 enfermedades emergentes (13 enfermedades de animales acuáticos y 16 enfermedades de animales terrestres). Algunas enfermedades emergentes se incluyeron posteriormente en la lista de enfermedades sujetas a notificación obligatoria (por ejemplo, la infección por el virus iridiscente de los decápodos tipo 1). En 2022, la OMSA reconoció cuatro enfermedades emergentes: tres enfermedades de animales acuáticos (el virus del edema de la carpa, la infección por Enterocytozoon hepatopenaei y la infección por el virus de la tilapia del lago) y una enfermedad de animales terrestres (la infección por el virus SARS-CoV-2 en animales). 

La aparición de enfermedades emergentes se notifica a través de WAHIS. Entre 2005 y septiembre de 2022, se recibieron 178 notificaciones inmediatas (144 sobre enfermedades de animales terrestres y 34 sobre enfermedades de animales acuáticos). La evolución del envío de notificaciones se muestra en la figura 1. El pico de notificaciones recibidas en 2021 se debió a la detección del virus SARS-CoV-2 en animales, y el pico de las de 2009, a la influenza porcina H1N1. 

Estos dos ejemplos ponen de relieve el hecho de que las EIE constituyen un importante problema para la sanidad animal y la salud pública, y subrayan la importancia del envío de notificaciones a través de WAHIS y la pertinencia del enfoque «Una Sola Salud», que contempla la vigilancia de la salud humana, animal y vegetal.

https://doi.org/10.20506/bull.2023.2.3407